viernes, 7 de agosto de 2009

Primero, los deberes; después, el baño

Casi 160 niños y adolescentes reciben clases de refuerzo escolar gratis cada día en la playa de Lo Pagán
ALEXIA SALAS SAN PEDRO/ la Verdad
Las ecuaciones de segundo grado y los Reyes Católicos se digieren mejor a la sombra en la playa de Lo Pagán. Así al menos lo confirma Álvaro Albaladejo, presidente de la Asociación Juvenil Mar Menor, que organiza las actividades de verano para la Concejalía de Juventud. «Vienen más motivados porque estudian juntos y en la última hora hacemos manualidades y juegos», explica el coordinador.
Algo deben tener estas aulas playeras que han montado bajo una ventilada carpa sobre la arena de Villananitos para que 158 estudiantes, con edades entre los 7 y los 17 años, acudan cada mañana a las clases gratuitas de refuerzo escolar con monitores que ayudan a hacer las tareas de los pequeños y resuelven las dudas de las asignaturas pendientes de los más mayores.
Al fin y al cabo, hincar los codos en bañador y con los pies sobre la arena alivia el peso de las calabazas de junio. La idea de la concejal de Juventud, Carmen Honrubia, era «ayudar con estas clases de refuerzo gratuitas a las familias en este año de crisis para que no tengan que costear un profesor en verano y, además, organizar actividades interesantes para los jóvenes».
Al principio del verano costó lo suyo abrir de nuevo el libro con las páginas sobadas en invierno. Según el coordinador, «los inscriben los padres, pero luego ya vienen voluntariamente, se han ido conociendo y hasta quedan por la tarde». Por la mañana, sin embargo, toca bucear en las matemáticas, las ciencias naturales y la gramática, con un esperado recreo para el almuerzo, aunque algunos se compran unos churros en el quiosco de la playa, por aquello de apurar los pequeños placeres del verano. Unos 77 alumnos acuden a las clases de refuerzo general, aunque las de inglés son las más demandadas, con 81 inscritos. «Y hay lista de espera», asegura Albaladejo. Los monitores, además de aclarar dudas, vigilan los cuadernos y cuidan de cerca que el tiempo no pase con la mirada perdida en el horizonte azul.
Cuentan con una psicóloga que les enseña técnicas de estudio que les servirán para mejorar su rendimiento durante el curso y, sobre todo, para aprobar las materias pendientes.
La jornada comienza alrededor de las nueve de la mañana bajo la carpa, cuya sombra hace más livianas las densas lecciones escolares. Ayudados por la brisa marina, los monitores dirigen estas singulares aulas marineras hasta las doce del mediodía, cuando comienza la hora de ocio, a base de campeonatos de fútbol playa, en las porterías instaladas en la arena, manualidades o juegos. A eso de las 13 horas, suena la campana imaginaria y los padres acuden a recoger a los más pequeños. Se ha acabado la sesión del día, pero los estudios continuarán al día siguiente.

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